sábado, 16 de junio de 2018

¿En qué estadio moral habito?

Fuente de la imagen: pixabay
Guillermo Llona escribía en ABC en 2013 sobre los 45 años de la matanza de Mylai, 16 de marzo 1968 (Guerra Vietnam: 1965-1975), (si quieres acceder al artículo clickea AQUÍ), donde se registró el asesinato de medio millar de civiles en la aldea vietnamita de Mylai por una compañía del Ejército de EEUU. Hubo un enjuiciamiento posterior y encausado con cargos criminales a su teniente, el cual alegó que recibió órdenes superiores y no hizo más que lo que sus superiores esperaban que hiciese. Igualmente, hubo soldados que alegaron algo similar: “recibí órdenes y ejecuté”. Otros citaron: “recibí órdenes, las consideré injustas, y me disparé en el pie”. Sólo un piloto se dio cuenta de lo que estaba pasando y protegió y evacuó en su helicóptero a las personas que pudo. Nos recordó Tomás esta tragedia para explicarnos la Teoría de los Estadios Morales del psicólogo estadounidense Kohlberg, que he procurado simplificar en el gráfico insertado a continuación. ¿En qué estadio clasificarías al que se dio un tiro en el pie? ¿Y al piloto que salvó vidas con su helicóptero?
Refresco la inhumana historia de Mylai, porque, a raíz de los recientes acontecimientos relacionados con los refugiados, los inmigrantes y el Aquarius como caso puntual, me estoy preguntando en qué estadios morales se encuentran ubicados los políticos europeos. Aunque por aquello de “a imagen y semejanza”, mejor debería preguntarme en qué moral habita incluso el “españolisto”, perfil en el que me incluyo. Sí, ése que se envalentona y se la va la fuerza por la boca, ya sea en un partido de fútbol, una reunión de amigos o una comida familiar, pero que luego, a la hora de la verdad, ya sea en una moción de censura, unas elecciones, en un congreso de formación o en la defensa de un derecho fundamental, no está o no se le espera porque se le ha visto escondido en la manada con el rabo entre las piernas, obedeciendo por automatismo y respetando las normas por imperativo legal, es decir, por el poder del que las dicta o el resultado de su ejecución. ¿Obediencia, Pragmatismo? Puede que un manojo habiten los pisos de la convención colectiva. Algún que otro iluminado hasta puede que por derecho propio o equivocación (Quién sabe) haya subido hasta el estadio del consenso sobre los derechos de los demás, pero sería absurdo pensar que los representantes políticos e institucionales (organizaciones empresariales y sindicales incluidas), ya sean de ámbito local, regional o nacional, tengan ocupadas la planta donde lo recto y lo justo dependen de un juicio de conciencia sobre los principios universales. Les va más la política de desinformación, de manipulación de la historia y de tierra quemada.