Qué duda cabe que la economía y la sociedad española han registrado una importante evolución desde la Crisis de 1973 hasta hoy, pasando de agraria a ¿vuelta al sector primario? (descarto la tímida y doméstica industrialización de los años de la autarquía) la primera y de emigrante a ¿volver a emigrar? (excluyo los medrosos beneficios del plan de estabilización en la industria turística de aquellas décadas) la segunda. Las interrogaciones están puestas adrede puesto que, dejando a un lado las coyunturales pautas de vida sin precedentes que han disfrutado algunas clases sociales, no sabría decirte hoy en qué se ha convertido esa economía y esa sociedad.
En mi entorno de relaciones y conocimientos, todos coinciden en que estamos en un cambio de época que pide a gritos un cambio de paradigma, por mucho que los cantamañanas de siempre se empeñen en convencernos de que es una época de cambios. En comparación con otras crisis recientes (1973, 1993), en ésta la clase dirigente no se está aclimatando a la realidad y decidiendo en consecuencia. En la primera década de este siglo, el ladrillo generaba empleo y riqueza a lo largo y ancho de la piel de toro. Casi todos los índices económicos mejoraban (PIB, creación de empleo, …), los ricos se hacían más ricos y el resto de las clases ahorraban lo que podían (parte de sus ahorros robados luego vía sellos, preferentes, subordinadas, … por no hablar de las quiebras de las constructoras, promotoras e inmobiliarias) y disfrutaban de esos fingidos “mundos de yupi”. Después llegó lo que todos conocemos: fraude, miseria y tristeza. El castillo de naipes se desmoronó.
Hoy, se intentan aplicar soluciones diseñadas en la Unión Europea (UE), que nos hacen caminar por rutas que no llevan a ningún buen puerto a las clases no altas, sumiéndolas aún más en el pozo de desesperaciónen el que ya se encuentran, ante la impasible mirada de los hombres grises (u hombres de gris), imitadores de sus homólogos de "Momo", que roban el tiempo futuro de nuestros hijos, puesto que el futuro nuestro está hipotecado por los siglos de los siglos. Me pregunto si caso que no entremos en una involución de impredecibles consecuencias sociales y, por el contrario, se pueda llegar a unas elecciones, esas nuevas corrientes políticas que cosecharán el desencanto del pueblo (UPyD, IU, Democracia Real, …), pondrán en marcha ese cambio de paradigma que demanda España o, por el contrario, serán engullidas por el “lado sombrío” de siempre. Post publicado también en el sitio "Blog de Manuel" (Imagen incorporada psoteriormente; fuente: pixabay).